Ramona
¿Sobre deseos, anticipaciones y revelaciones? Algo así. Este es mi descenso a la locura.
Quiero hablar de cosas cotidianas y livianas. Quiero hablar de la poesía que habita en el café que me preparo a la mañana; de la satisfacción en la buena nota que saque en un parcial de la facultad; del novio que me dejó o del chico que no me da bola; quiero hablar de alguna inseguridad física o del angustiante contexto sociopolítico. Quisiera escribir largos ensayos interesantísimos donde analice algún aspecto cotidiano de mi realidad a través de mis lentes de conocimiento en antropología sociocultural. Quisiera escribir artículos periodísticos brillantes donde analice a profundidad las bandas que estuve escuchando y su forma de expresar las sensaciones de una época o escribir perfiles de gente que admiro o criticas literarias de libros que disfruto. Quiero escribir cuentos, poemas, una novela sin la presencia del yo, algo lejos de la autoficción y el formato de diario íntimo.
Quiero hacer un montón de cosas que no me están saliendo y no quiero creer que todo se debe a que no soy capaz. O peor: no quiero creer que no puedo hacer nada de lo que quiero simplemente porque soy vaga. En el último tiempo encontré cierta liberación en apropiarme de los estigmas que me pone mi alrededor; un grupo de chismosas que no me conocían mucho me tildaron de puta y drogadicta y me dio culpa y vergüenza a pesar de que ninguna de las etiquetas me representaba realmente. Pero de alguna forma me “empodere” haciéndome cargo. Me convertí en alguien bastante mas puta y drogadicta. En algún momento entendí que ponerme la camiseta de las huevadas que los demás ven en mi me libera. Ahora, estoy asumiendo que soy vaga. Últimamente vengo un poco confundida, no tengo las mejores ideas, no tomo buenas decisiones. No quiero que cada cosa que la gente dice de mi sea una profecía autocumplida. Mi familia me ve como un vago pero yo se que no tienen argumentos reales. Laburé desde los 16 años, estudié casi una licenciatura entera de ciencias sociales y de periodismo. Nunca deje de trabajar: fuí agente secreto, asistente de dentista, fotoperiodista, y librera entre entre otros oficios. Durante mi tiempo libre me la pase leyendo libros como una desquiciada en vez de estar tirada fumando porro todo el día o embarazandome. Esta todo bien igual con quienes se la pasan fumando porro o embarazandose, yo quisiera vivir así: fumada y embarazada. Pero mi familia mala onda me discriminaría más. Estoy desvariando, perdón, el foco es otro. ¿Hay algún foco? ¡Si! Claro que si. Estaba hablando de lo que quiero, es decir, de mi deseo. Quiero embarazarme. Genuinamente deseo un embarazo a pesar de que sé que el trasfondo de ese deseo es chotisimo. Quisiera con todo mi ser que el pelotudo que me dejó ayer me haya embarazado para atarlo a mi eternamente y que se quiera morir. Quiero que se haga cargo de mi hijo por siempre por haberse portado tan mal conmigo. Que se lleve al pibe a su provincia para que viva una vida tranquila, que salga con el bellísimo rostro del padre pero con el afilado intelecto de la madre. Quiero que se llame Ramona si es nena y si es nene quiero que se llame Ramona también y que sea un bebe travesti hasta que ella misma elija lo que quiere ser, no se, que se maneje como quiera después. Siento que si tuviese un bebe ahora mismo todos mis problemas se solucionarían y efectivamente sería así: no tendría que poner nunca mas mi vida en primer plano. Respiro aliviada con solo pensarlo. Nunca mas estaría sola y toda mi existencia tendría un único y enorme propósito: mantener viva a mi criatura. No me haría mas problema por laburar de algo que me guste, ni por ser exitosa sino solo por tener un buen trabajo estable para alimentarnos y pagar alquiler. Tal vez el tarado del padre quiera volver a salir conmigo en pos de la crianza y tal vez me enamore viéndolo ser buen padre. Tal vez podríamos irnos a vivir a su pueblo, donde su familia tiene campos y casas y vacas y caballos, estabilidad económica, emocional y pasto por todos lados. Amaría a mi bebe desde la creación de sus primeras células en mi vientre. Le dedicaría mi vida para huirle a la mía y así, con suerte, un día los roles se intercambiarían, y mi hija me devolvería su amor al acompañarme en la vejez. Tal vez me dé nietos y de esa forma lograría una estructura vital donde nunca mas me sienta sola porque sería la base de mi propio árbol genealógico.
No se asusten, cuando termine de escribir esto voy a ir a comprar la pastilla del día después al Farmacity 24hs. Aunque si salgo a esta hora de la noche (son las 12am), voy a tener ganas de caminar y fumarme un pucho. Para eso me tendría que calzar los auriculares, poner alguna de mis playlist que expresan estados específicos de animo y arrancar. Si camino mucho fumando y escuchando música me pongo reflexiva, me agarra la angustia, el vacío y los pensamientos raros. Para evadirme me compraría una lata de birra que me haría sentir mejor. Después me fumaría unas secas de faso y mis pensamientos se tornarían mucho mas esclarecedores. De pronto me sentiría tan bien que olvidaría que estaba yendo al Farmacity. Le escribiría a un amigo para tomar otra cerveza. Mi amigo, que es súper generoso, ofrecería comprar dos gramos de cocaína y terminaríamos drogados en su casa, escuchando Iggy pop o Intoxicados, hablando frenética pero profundamente de nuestros traumas y nuestros planes de vida. Jugaríamos al póker y después me acompañaría caminando a casa. Porque de una forma u otra siempre me acompaña a caminar unas 40 cuadras hasta mi casa. Seguiríamos hablando y tomando en el camino, mientras amanece. Me volvería a contar de la pobreza de su vida en la infancia pueblerina y yo de la soledad y el abandono. Le recomendaría los libros específicos para cada estado de animo que transita: Ocio, de Fabian Casas; Sobre héroes y tumbas de Sábato y El niño resentido, de Cesar Gonzáles. Beberíamos más para bajar y una vez de vuelta en casa me arrepentiría totalmente de abrirme demás, de seguir tomando, de no haber pasado por farmacity a tiempo, de gastar plata, de hacerme la copada y la interesante cuando en realidad soy una basura que quiere tener un hijo porque considero mas fácil hacerme cargo de otro ser vivo antes que de mi misma, sabiendo bien que es totalmente egoísta y delirante. Me sentiría miserable por creer que estoy rota y hago eso porque no puedo canalizar mi vacío en algo mas productivo y después pensaría neurótica y adolescentemente en la injusticia de que todo deba ser funcional al capitalismo y no se cuantas giladas mas.
En fin, quiero hacer cosas. No voy a ser madre por el momento. Estoy intentando adelantarme a mi misma antes de mandarme cagadas. No me quiero drogar mas. Osea, es lo que mas quiero hacer pero a la vez no porque me hace mal y me acuerdo de que me hace mal solo cuando el mal esta hecho, esa es la cuestión. Este verano aprendí que efectivamente la droga hace tan mal como dicen. En mi caso, no debería consumir ningún tipo de estupefaciente, porque el mayor problema es que no tolero la realidad. Salgo de laburar y ya me fumo una birra, me tomo unas secas. Así, hasta que el Lorazepam recetado hace efecto, recién cuando pega es que me pongo a escribir. De modo que todo lo que escribo debe carecer de sentido. Ojalá alguien sienta algo parecido. Bueno no, la verdad no le deseo a nadie sentirse así de rota sin causa. Ay ay ay, la causa. Eso será para otro capitulo de esta serie tragicómica en la que se convirtió mi vida.
Me da bronca estar triste por este bobo que me dejó. Nunca me gustó, no era interesante ni gracioso ni simpático. Era impulsivo, ansioso y de tan bobo era malo. Era totalmente narcisista y manipulador. Encima se hacia el bueno porque meditaba, iba al gym y desayunaba tostadas con palta escuchando discos de músicos uruguayos. Era hermoso. Parecía luminoso. Pero no le gustaba nada de mi. Éramos como un cosplay de Goofy del campo y Lana del rey de microcentro. Quiero enamorarme de un hombre de verdad, de los que cobran mas que yo, los que abren frascos de pepinos y arreglan electrodomésticos. No necesito que laven los platos ni que lloren: por dios necesito que paren de llorar. No se en que pensábamos como feministas al proponer la abolición de la masculinidad toxica y la validación de los sentimientos en los hombres. Yo quiero a un loco que lo confundan tanto sus emociones que prefiera pegarle a la pared o romper cosas antes de llorar. Quiero un tipo musculoso que me abrace y me contenga, que tenga los pantalones bien puestos y sea mas hombre que yo. Estoy harta de ser la mas fuerte. Quiero alguien que me rompa las paredes de hierro que me construyo alrededor de mi corazón y que me cuide en mi vulnerabilidad, no al revés. Alguien que no se espante por conocer a una loquita mambeada ni que me idealice. No se que quiero. Que me quieran, que me vean, que me escuchen, que me sientan y me entiendan. Pero eso no va a suceder nunca mientras no tolere que me quieran ni que me vean ni que me escuchen ni que me sientan ni me entiendan.
No importa lo que quiero, lo importante es lo que tengo que hacer; mi deber es salir de todos los espirales en los que me enrede hace mucho tiempo, se que cuando salga de estos ciclos infinitos, voy a estar bien. Y escribir. Escribir es importante.
¿Se imaginan ustedes a un poeta entrando
en acción?
Romántico.-
Vicente Luy
Este es uno de los mejores textos que he leído en Substack en los dos años que tengo aquí. Justo esto buscaba, gente que no quiere adornarlo todo.
Espectacular. Muy bueno.
O sea… no, muy malo, ojalá todo eso se resuelva. Pero… que manera de escribir. Aquí estaré leyendo.